Templos
Este templo le pertenece al hijo mayor del dios cósmico Karak, el gran KUMJÓ, Líder de los semidioses, Custodio de las selvas y quien gobierna las tierras centrales del Nuevo Mundo.
Este templo fue construído por los indígenas de la región durante cien años y se caracteriza por estar incrustado dentro de una montaña, con una sólida e impenetrable muralla de rocas y grandes tótems propios del mismo semidios.
Templo de Kumjó


Este templo le pertenece YEMANJÁ, hija del dios Karak y semidiosa de los Mares y las Aguas del Nuevo Mundo.
Esta inusual edificación fue construida bajo el mar, específicamente en una zona del Atlántico central donde la marea baja tanto su nivel que permite acceder al santuario, convirtiéndolo en uno de los templos más peligrosos para las ofrendas.
Templo de Yemanjá

El gran KULAÍ, semidiós custodio del fuego y gobernador de las tierras altas del Nuevo Mundo, es el propietario de este imponente Templo. Una construcción de forma piramidal cimentada bajo el sudor y sangre de cientos de esclavos, muchos de sus cuerpos yacen debajo de las pesadas rocas base.
La pirámide de la Muerte, con muchos la llaman, es la obra arquitectónica que enaltece el dolor y sufrimiento humano, pues si diseño hace alusión de un altar de sacrificios a escala gigante.
Templo de Kulaí

Frío y muy desolado es en particular este Templo. Propiedad de la semidiosa KAKÁNTE (Hija menor del dios cósmico Karak), custodia del viento helado de las tierras bajas del Nuevo Mundo.
Construido de hielo y roca en la base de la montaña más alta, hace de esta fortaleza inasequible para el humano ordinario. Su posición fue estratégicamente ubicada de tal manera que pudiera "vigilar" de cerca y en detalle, los movimientos de los chamanes ancestrales al centro del Neukayoth.
Templo de Kakánte

